Como primera actividad para Sociedad Lápiz decidí que se darían tres clases a un grupo de niños y niñas, estudiantes de la unidad educativa: Herman Gmeiner, situada en La Paz, Bolivia. En estas clases se explicaría las bases de lo que es un cuento y cómo escribirlo, para el final del pequeño taller los niños tendrían que escribir su propio cuento.
Recuerdo los momentos antes de empezar la clase, con nerviosismo miraba la pantalla con la mano temblorosa, calculando cuantos segundos faltaban. ̈ Los niños son bastante honestos ̈ pensaba, esto me aterrorizaba ya que sabía que podían ser los mejores críticos. Al comenzar la clase, pequeños rostros empezaron a aparecer en la pantalla, tenía un objetivo en aquellos momentos ¨Despertar su curiosidad¨ quería que sus mentes sueñen, es por eso que decidí presentarles a la escritura como magia y ellos serían pequeños aprendices que aprenderían a dominarla y ahí fue cuando observé aquella mirada que buscaba el momento que pronuncie ¨magia¨ ahí comprendí la primera lección.
1 # Los niños viven en una constante fantasía y no se debe sacarlos de ella. Aprenden cuando se los adentra a un nuevo e interesante mundo.
Los días fueron pasando y me encontré en una situación que no había planeado, verán, las clases las había diseñado y analizado de forma que nada me tome por sorpresa, de repente en una de las lecciones observé que varios de los niños habían coincidido en tener un juguete cerca, esta coincidencia fue una que, sin analizarla, aproveche y terminamos todos con un juguete al lado creando a través de ellos una historia conjunta, e ahí mi segunda enseñanza.
2 # Recibir a la espontaneidad
Después de todo los niños parecen una personificación de ella y parte de convertirse en uno más del montón obligaba al alma a recordar cómo era ser ocurrente.
Por último, la tercera lección la recibí tiempo después que terminé las clases. Temía desde un principio que los niños no sean capaces de escribir un cuento como trabajo final, pero al recibir y leer sus cuentos me sorprendió como con no un tan profundo conocimiento pudieron escribir un cuento, me di cuenta que quien tenía el ¨no tan profundo conocimiento¨ acerca de la escritura era yo, estos seres eran capaces de vivir en una constante creación de historias.
3 # La creación en los niños es innata
Así concluí mi breve pero interesante camino con este grupo de niños, aun me encuentro cuestionando quién fue realmente la profesora en aquellas clases. Después de todo, traté de mostrarles un mundo fantástico al cual de alguna manera ellos terminaron empujándome y por eso les agradezco profundamente.
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